La sensación global durante todo el partido fue que el Madrid iba a ganar sin duda. El Zaragoza, volcado, ponía cerco a la portería defendida por el que dicen mejor portero del mundo, pero el gol no llegaba.
Cualquier no aficionado al fútbol y de un país extranjero lejano, que viese el partido completamente sólo y aislado sin influencias externas, hubiese apostado por una victoria del Zaragoza.
Curiosamente el buen aficionado sabía que el Madrid finalmente ganaría el partido, pero… ¿por qué?.La mayoría de la prensa española encuentra una respuesta sencilla: Casillas. Sin embargo Casillas ya era un gran portero hace 3 años, y el Madrid no se alzó con ningún título, gano muchos partidos gracias a Casillas y Ronaldo, pero también empató y perdió muchos partidos como el del pasado Domingo.
El sexto sentido del buen aficionado detectaba otras razones. Por supuesto Casillas es en parte responsable, pero como elemento vital participativo de esas sensaciones de equipo fresco, joven, motivado, moderno y compacto que esta transmitiendo el Madrid esta temporada. Alternante en el juego, no termina de encauzar la senda del juego vistoso, pero si ha encontrado la del triunfo. De su lado esta esa especie de fuerza externa que, como en la vida, premia las corrientes positivas alrededor de un equipo de fútbol, y que castiga a su vez las negativas.
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